
Metid@s en Harina
ENTRE HARINAS Y SEMILLAS, UNA EXPERIENCIA SENSORIAL Y GASTRO-LITERARIA PARA NIÑ@S
La cultura del pan y de los cereales no podía faltar en el ciclo ‘Conexión Primavera’, a través de un taller de tres días titulado “Metid@s en harina”, exclusivamente dirigido a niños y niñas, para dar a conocer los cereales como alimentos fundamentales en la historia del ser humano. Fue la primera actividad de carácter infantil que se programaba dentro del ciclo, y resultó divertida, interesante, sensorial, experimental y muy didáctica.
La memoria y el desarrollo de Gordoncillo se encuentran ligados a la cultura del cereal, y a la tradición industrial harinera de Castilla y León, a través de la antigua fábrica de harinas Marina Luz, fundada en 1936, que dejó de molturar en 1965. El Ayuntamiento la adquirió en 2005, cuando estaba hecha una ruina, y cumplió el sueño de reconvertirla en el Museo de la Industria Harinera de Castilla y León (MIHACALE) que abrió sus puertas en 2014 y es un magnífico ejemplo de conservación del patrimonio industrial en Tierra de Campos, además de haberse convertido un referente cultural en el suroeste de León.
El taller se realizó en vacaciones, durante los tres días laborables de la Semana Santa (lunes, martes y miércoles), y participaron más de 20 niñas y niños de Gordoncillo y de los pueblos del entorno, con edades comprendidas entre los 5 y los 12 años. Se podía asistir uno, dos o los tres días… porque las actividades de cada sesión eran independientes. El primer día asistieron 18 peques, pero corrió la voz y en los dos días siguientes acudieron algunos más.
Con gluten, sin gluten y con forma de corazón
De impartir el taller se encargó Rosa Encinas (del colectivo zamorano gastro-literario Cocinando Cuentos). La harina, ese polvo fino que se obtiene del cereal molido y de otros vegetales y semillas ricos en almidón, sirvió como tema unificador, y Rosa dividió el taller en tres apartados: el primer día se centró en los “cereales con gluten”, el segundo en los “cereales sin gluten”, y el tercero en los “pseudocereales”.
Además de llevar una muestra de los distintos granos (semillas y frutos) de los que se pueden obtener harinas, Rosa preparó un puñado de relatos relacionados con el origen de cada cultivo que fue desgranando en forma de cuentos y leyendas, empezando por la historia mitológica de Ceres, la diosa romana de la fertilidad, de cuyo nombre viene la palabra “cereal”.
Explicó que el gluten es una proteína que se encuentra en la semilla de algunos cereales como el trigo, la cebada, el centeno, la espelta… y es apreciado en la cocina por su poder espesante, ya que aporta elasticidad, consistencia y esponjosidad a panes y masas horneadas. Contó también que los celíacos son personas que no pueden digerir esta proteína y solo una dieta sin gluten puede garantizarles una buena salud.
Y les mostró algunos granos de cereales sin gluten, como el maíz, el arroz, el sorgo, la avena sin gluten.. Entre los pseudocereales, todos ellos sin gluten, apuntó que los más interesantes por sus propiedades son el trigo sarraceno o alforfón, el teff, el amaranto, la quinoa… aunque también hay legumbres y otras especies vegetales que pueden ser convertidas en harinas, como los garbanzos o las algarrobas.
Los pequeños pudieron descubrir así, grano a grano, que muchas de las semillas tienen su origen en Asia (como el trigo sarraceno, cuyo grano tiene una preciosa forma de corazón), América (el maíz), África (el teff)… y fueron elaborando su propio muestrario, introduciendo distintas semillas y harinas en bolsitas con sus respectivos nombres (los mayores ayudaron a los más pequeños a escribirlos en las etiquetas). También realizaron recetas de cocina muy sencillas, y experimentaron cómo amasar panes y tortas con distintas harinas, para hornearlas después y probarlas.
Despertar los sentidos
En sus talleres, Rosa Encinas apela “a los sentidos” de los participantes, para que “se despierten” a través de la vista, el tacto, el olor y el sabor, mientras sus relatos, que entran por el oído, establecen relaciones con lo que se amasa, se huele y, una vez cocinado, se come.
“Pudieron ver que no solo los granos varían de tamaño, color, y que incluso algunos tienen sus peculiaridades, sino que el color y la textura de cada harina es diferente, a causa de la composición y la cantidad de gluten de cada grano… Por ejemplo, la de centeno es más tirando a gris, pero la de espelta es sumamente blanca y más suave”.
El primer día, además de diferenciar distintos cereales con gluten, el experimento culinario consistió en amasar dos panes, uno con harina de trigo y otro con harina de trigo germinada, para ver cómo variaban la masa, el aspecto y el sabor del pan. “Trabajaron por equipos, aprendiendo cómo hay que amasar e ir añadiendo poco a poco la harina; yo les iba guiando, pero lo hicieron todo ellos y la verdad es que les quedó súper rico”, recuerda Rosa.
En la segunda sesión, comprobaron cómo la harina sin gluten no tiene fuerza, no eleva ni le sale miga. “Hicimos unas tortitas de maíz, y preparamos una masa sin levadura para el día siguiente: un pan etíope con harina de teff, que es un pseudocereal originario de Etiopía con grandes propiedades nutritivas, y que en Zamora ya se cultiva. Cuando lo hornearon después, salió un pan seco, tipo torta, que saborearon con curiosidad”.
El último día trabajaron también con algunas legumbres y frutos. “Llevé harina de garbanzo, harina de trigo sarraceno y harina de castaña, para que vieran que, en realidad, las harinas se pueden hacer con cualquier fruto o semilla que esté seco”.
Rosa se suele ayudar de distintos objetos para contar sus historias relacionadas con el origen de las semillas y facilitar así la comprensión de los más pequeños, o traza mapas para marcar el recorrido y la distancia que ha hecho una semilla desde China, Egipto, Etiopía o la India, antes de llegar hasta nosotros. También explica de forma amena las propiedades y nutrientes de cada grano, adentrándose de paso en la importancia de tomar cereales y en cómo varían en función de cómo se consuman. Porque, además de jugar y experimentar en la cocina, lo que se pretende es motivarles “a ser conscientes de los efectos que produce lo que comemos”.
“Los niños pequeños asocian la harina al pan o a los pasteles, saben que viene del trigo, y les sorprende muchísimo la variedad de granos y plantas de las que también salen harinas. Como curiosidad, entre los participantes hubo dos hermanos musulmanes, niña y niño, que conocían la harina de garbanzos, porque en su cultura se trabaja mucho con ella, pero a otros les sorprendió que pudiera usarse para un montón de cosas, por ejemplo, para rebozar…”.
Un equipo con cocinera profesional
Rosa Encinas estudió Filología Hispánica, y es diseñadora gráfica. Le gusta curiosear sobre el origen de las palabras, y bucear en torno a las historias y leyendas relacionadas con los alimentos. Subraya que, si bien es ella quien imparte los talleres y se relaciona más con los participantes, detrás del proyecto Cocinando Cuentos hay todo un equipo, en el que es fundamental el papel de la cocinera profesional Margarita Barrero. “Ella es quien diseña las elaboraciones que se hacen en los distintos talleres y además me ofrece todo su conocimiento de carácter gastronómico, porque si no yo jamás me atrevería a decir algo como “mira, es que el teff tiene una proteína que es de absorción lenta, y entonces te da energía durante más tiempo…”; podría buscarlo en internet, pero si te lo dice una cocinera que estudió gastronomía y es una investigadora y una mujer muy sabia en todo lo relacionado con alimentación… pues es una suerte tenerla en el equipo, ya que le da mucho contenido y consistencia a lo que hacemos”.





Y en agosto… café
El 1 de agosto de 2023, el MIHACALE tiene previsto volver a recibir a Rosa Encinas, esta vez para realizar un encuentro gastro-literario en torno al café, dentro de la semana cultural que organiza la asociación ‘La Vita’, en Gordoncillo. Será una nueva ocasión para fusionar cocina y relatos, palabra y paladar, aroma y color… y experimentar con todos los sentidos.
En esta ocasión será un taller para adultos, aunque los más pequeños también serán bien recibidos. “Hablaremos del origen, variedades y propiedades del café, de cómo se prepara de distintas formas, de cómo hay que tomarlo para aprovechar sus beneficios sin dañar el estómago, y habrá muchas curiosidades y alguna sorpresa que no quiero desvelar…”, nos anticipa Rosa.
Texto: Eloisa Otero
El ciclo Conexión Primavera en el que se enmarca ‘Metid@s en harina’ cuenta con el apoyo del Ministerio de Cultura y Deporte en colaboración con la Junta de Castilla y León. Está integrado en el Plan de recuperación y los fondos Next Generation de la Unión Europea, que busca desarrollar el sector cultural más allá de los núcleos urbanos.